Aquí hay un apasionado debato. ¿Cuánto hay que abrir? ¿Tenemos que tapar la mitad del agujero? ¿Tres cuartos? ¿Dos tercios abierto?
Esto trae grandes problemas a muchos estudiantes porque se fijan demasiado. En vez de fijarnos en cuánto estamos abriendo, tenemos que fijarnos en cómo sonamos. Si tenemos un sonido pequeño y ahogado, seguramente tendremos que abrir un pelín más la embocadura y soplar más cantidad de aire (que no más velocidad...). Y, si tenemos un sonido con poco foco y muy airoso, seguramente tendremos que cerrar un poquitín y soplar menos... Todo esto son ideas que no tienen por qué ser una verdad absoluta. Se tiene que ver cada caso concreto... Pero lo que está claro es que no tenemos que decidir si hacemos algo bien o mal antes de fijarnos en cómo suena.
Si la flauta suena bien soplando por la nariz, pues adelante. Tocad con la nariz... No hay ninguna norma escrita sobre cómo se tiene que hacer sonar el instrumento... Lo que sí que hay es una idea generalizada sobre cómo debe sonar.
Por lo que explica James Galway en sus masterclasses de embocadura, él tapa la mitad del agujero... Y no es que tenga un sonido pequeño...
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