Hace poco fui a escuchar clases de Júlia Gállego en la ESMúC y se mencionaron unos textos de Marcel Moyse en su libro "Cómo pude mantenerme en forma" ("Comment j'ai pu maintenir ma forme", Marcel Moyse, SCHOTT).
Para quien no los pueda leer en francés, alemán o inglés, aquí le dejo una traducción.
Sonido, Afinación
Es difícil definir con precisión lo que es un sonido bonito. En cambio, es mucho más fácil para un buen músico escuchar y (cuando sea necesario) demostrar que una nota es demasiado alta o demasiado baja respecto al "la" del diapasón
o respecto a otras notas en una melodía,
o incluso respecto a un acorde del que forme parte.
Cuántas veces oí decir a mi querido maestro Paul Taffanel: "de todos los instrumentos de viento, la flauta tiene, con diferencia, el principio de construcción más simple". No hay nada entre el tubo sonoro y el flautista. El flautista debe producir las vibraciones en la columna de aire a través de sus labios -forma, flexibilidad, control.
Las cualidades físicas del flautista (sus labios, dientes, mandíbula) y la calidad de sus tejidos (flexibilidad, circulación sanguínea) juegan un papel muy importante. Por este motivo es bastante difícil indicar con precisión, a un alumno en sus primeras clases, dónde debe colocar sus labios respecto al agujero del bisel.
Bisel demasiado cubierto: sonido pequeño, borroso, bajo de afinación. Bisel demasiado abierto: sonido poco claro, sin color, sin vida. Ninguno de estos dos casos satisface el oído del profesor, ni del alumno. Este último empieza a usar métodos empíricos sin fundamentos de control: proyección violenta de la columna de aire, uso de la fuerza, tensión de labios exagerada. El instinto de dominio, inherente en todo individuo, lo lleva a usar la
fuerza, y la
fuerza sin flexibilidad sólo puede ir en detrimento de la producción de un sonido de buena calidad.
La búsqueda de timbre, color, vida; el uso para este propósito de un ligero temblor entre los labios (casi un vibrato imperceptible); todos estos medios indican un empirismo inteligente más que unas reglas precisas. Para encontrar este timbre y color, primero debe intentarse con notas que sean relativamente fáciles de producir. Esto es porque el anteriormente mencionado vibrato ligero es sólo posible si los labios están totalmente flexibles. Existen ejercicios fantásticos para los otros casos.
La barbilla puede jugar un papel corrector importante, ya que gracias a su extrema movilidad la dirección de la columna de aire puede ser alterada. Pero seguir en esta dirección nos llevaría demasiado lejos y desarrollar todo lo dicho anteriormente nos llevaría un método entero.
He dicho suficiente sobre esto como para poder afirmar que con práctica, perseverancia, un poco de inteligencia y con la ayuda de unos labios bien disciplinados gracias al estudio de ejercicios apropiados, un flautista medianamente talentoso puede esperar hacer sonar la flauta con buen sonido y acercarse a tener una afinación perfecta.
Cuando oigo a un flautista con talento emitiendo sonidos de excepcional calidad quiero preguntarle las siguientes preguntas en este orden:
1. ¿Dónde compraste tus labios?
2. ¿Quién fue tu profesor?
3. ¿Qué ejercicios estudiaste?
4. Permiso para examinar las características de su embocadura.
Las características de la flauta en sí me importan menos. Muchos aficionados ricos tienen instrumentos magníficos y los tocan tan mal... Muchos metales paran de vibrar cuando algunas manos los tocan...
Para una buena calidad de sonido, todos los instrumentos de viento dependen de la columna de aire, la calidad de los labios, las cañas, las boquillas.
Como mínimo para un flautista, el factor más importante es el de la flexibilidad de labios. Esta flexibilidad es necesaria no solamente para la belleza del sonido, sino también para:
- ligaduras en intervalos amplios
- inflexiones
- unidad de una línea melódica
- igualdad de las ligaduras entre notas y grupos de notas
- buenos ataques (especialmente en los registros extremos)
- y finalmente, mejor control de calidad y afinación durante crescendos y decrescendos.
El movimiento de los pulmones debería ser sin contracción de estos. La garganta y los labios deberían dejar que la columna de aire fluyera libremente pero de manera controlada, sin importar la cantidad o velocidad. Podemos comparar nuestra columna de aire con un chorro de agua. El agua fluye de manera flexible si la presión está en la proporción correcta con la capacidad de canalización de la manguera. Podemos soplar suavemente contra este chorro de agua de manera transversal sin miedo a que se rompa. Una columna de aire flexible está lista para vibrar si los labios la canalizan de la misma manera. Ya tenemos casi todos los elementos necesarios para un sonido vibrante. Cuanto más bonito sea el sonido, más va a poder desarrollarse su resonancia natural. No podemos hacer vibrar de manera artificial lo que no vibra de manera natural...
Lo agitamos, eso es todo.
Sería un poco naíf pensar que agitar más rápido o lentamente los sonidos de una frase musical es suficiente como para hacerla más expresiva. El estudio técnico de las batidas regulares, más o menos rápidas, sobre una nota larga para imitar el vibrato de un instrumento de cuerda es un error. Acentuar más o menos las pulsaciones, medirlas - que ya es el colmo- no es vibrar, es ondular -mejor aún, es jedear. No hay emoción, es agitación organizada.
Este pseudo-vibrato, medido a 3, 4, 5, e incluso 7 por segundo, está indudablemente destinado a molestar, a destruir el significado expresivo de una frase musical, ya que las notas que la componen no duran lo mismo ni tienen la misma importancia expresiva. Los sonidos irán a la deriva a merced de las ondulaciones, como lo harían piezas de madera de diferentes medidas a merced de las olas de un mar agitado.
No entiendo por qué esta manera tan simplista de resolver el problema del vibrato tiene tantos adeptos. Debilidad, pereza, incomprensión??? Esto es, en todo caso, un concepto de interpretación bien curioso.
*) Nunca he sido partidario de esta distinguida llave maestra de la expresión. Pero si fuera el caso, recomendaría a mis alumnos, sin dudarlo ni un momento, que se fueran varios meses a las montañas con las ovejas y las cabras. Allí el aire es puro, excelente para pulmones demasiado ejercitados. Los balidos reinan como maestros absolutos, constantes, potentes y de forma variada. Son muy contagiosos y se pegan fácil y discretamente como un acento de Texas o Marsella.
Se puede soñar con algo mejor?