miércoles, 17 de diciembre de 2014

Emmanuel Pahud y Éric Le Sage en el Auditori

Ayer se inauguró la semana de Emmanuel Pahud en Barcelona. Esta semana está marcada en los calendarios de muchísimos flautistas de Barcelona y cercanías (y me atreviría a decir que de toda Cataluña) desde hace muchos meses y, sin duda, dejó el listón muy alto. Por todo lo alto. El programa que ofreció este mítico dúo de flauta y piano era precioso: Sonata de Poulenc, Sonata de Martinu, Sonatina de Dutilleux y Sonata de Prokofiev. Un gran resumen de las grandes obras para flauta y piano que forman parte del repertorio de la música del s.XX.

Antes de entrar en la sala, se respiraba un ambiente de nerviosismo general y es que la Sala Oriol Martorell estaba llena (sólo algunas butacas vacías) y se podía ver que había una cantidad destacable de flautistas, estudiantes y no estudiantes. Era un ambiente muy parecido al que se vivió durante la convención de la AFE Barcelona 2012. Muchos compañeros, muchos amigos, muchos conocidos... ¡Toda una fiesta de la flauta!

Sobre Emmanuel Pahud no se puede decir nada que no se haya dicho nunca. Es, sin duda, uno de los mejores flautistas del panorama internacional y uno de los mejores que ha habido jamás. Ésto no se puede negar. Tiene un carisma dentro y fuera del escenario que hace que, más que una estrella de la música clásica, pareza una estrella de rock. Pero, obviamente, no sólo vive de su carisma, sino de su talento.

Generalmente, cuando se habla de Pahud, a uno le viene a la cabeza ese sonido que le saca al instrumento. Esta potencia en todos los registros. De hecho, como broma, he llegado a oír en más de una ocasión que es el único flautista del mundo al que le suenan más fuertes los graves que los agudos. También se habla mucho de su técnica de dedos, que le permite tocar pasajes a toda velocidad y que, al oírlo, parece que sea fácil hasta que te encuentras ante la partitura. Además de los dedos, también hay que destacar su articulación (de ésto ya se habla menos). Tiene una claridad de articulación realmente impresionante que se oye desde la última fila (más o menos dónde yo estaba sentado). A todo esto hay que añadirle su control del vibrato. ¡Una maravilla! Siempre dentro del buen gusto y huyendo del cliché flautístico debido a una época muy concreta y, por suerte, ya superada.


Pero es que hablar de Emmanuel Pahud no es sólo hablar de técnica... Es hablar de música. Es hablar de técnica al servicio de la música. Este dominio del instrumento le permite llevar a cabo esta musicalidad que tiene y ha conseguido tocando desde hace más de 20 años en una de las mejores (quizás la mejor) orquesta del mundo. Y es que el buen gusto se cultiva y la evolución de Pahud en los últimos años (escuchad las dos grabaciones de la Sonata de Prokofiev) es impresionante. Y no me malinterpretéis, hace 20 años ya era buenísimo, ¡pero es que ahora es aún mejor!

Aunque forme parte del star-system de la clásica, sus conciertos no son sólo show, son música. Música, y de la buena... Y ya sabemos cuán difícil es hacer esto...


El sábado por la mañana, Masterclass en el Conservatori Superior de Música del Liceu. El sábado por la tarde y domingo por la mañana, Nielsen con la OBC...

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