domingo, 17 de mayo de 2015

"El Vibrato en 1905" por Marcel Moyse

Continuando con los textos del libro "Cómo me mantuve en forma" de Moyse, aquí os dejo otra traducción...


El Vibrato en 1905

Hará unos 70 años que el vibrato llegó a París entre los instrumentistas de viento. Por aquel entonces lo llamaban "cache-misère" (algo así como "esconde-miserias"; algo con lo que escondían los problemas de afinación y calidad de sonido, etc.)

Empecé mis estudios musicales un poco antes de 1900 así que pude seguir intensamente las discusiones que provocó esta aparición. Es por esto que creo que estoy suficientemente cualificado como para daros un resumen bastante preciso que quizás os pueda ayudar a entender las razones por las que busqué la expresión musical a través de las melodías mismas. Asimismo, espero que os ayude a buscar vuestro propio camino.

Esta aparición del vibrato, especialmente entre los vientos, no fue aceptada con nada de entusiasmo. Instrumentistas con mucho talento habían buscado durante mucho tiempo, no sin dificultades, un sonido en todos los registros que fuera puro, estable y flexible; por no decir que esta perfección la consideraban la piedra angular de su arte.

Durante años los opositores al vibrato resistieron con éxito a los asaltos de los partidarios, gracias (vale la pena decirlo) a la ineptitud de estos últimos. ¿Por qué? Porque con algunos cantantes y con muchos instrumentistas de cuerda, no sólo la calidad del vibrato dejaba mucho que desear, sino que además su uso indiscriminado tenía consecuencias deplorables en la música. La mayoría de los instrumentistas de viento lo usaban como una especie de temblor, un jadeo continuo que provoca en el oyente ideas... extra musicales.

No vivistéis esa época - Las palabras "fantástico", "estupendo" a penas se usaban ("estupendo" sólo en deporte). De un buen músico se decía "Qué sonido tan bello, qué artista".

Mi querido Fernand, pido tu testimonio. Pienso mucho en ti. Te estoy tan agradecido por haberme alertado de los excesos de mi naturaleza descontrolada, de mi entusiasmo desbordado.

Fernand Blachet fue alumno del admirable Henri Lefèvre, clarinete solista de la orquesta de la Ópera y de Concerts Lamoureux. En aquella época nunca pensé que sería compañero suyo en la orquesta Lamoureux durante cuatro años. Fernand Blachet fue solista de la Garde Républicaine. Cuando se retiró, pasó a ser profesor en el Conservatorio de Caen y formó a excelentes clarinetistas, entre ellos al conocido Jacques Lancelot.

Había muchos opositores, incluso entre los violinistas. Era toda una experiencia escuchar sus discusiones después de las actuaciones de los virtuosos de la nueva escuela... "Mi querido amigo, en mis tiempos no éramos histéricos; el vibrato era desconocido... eso no detuvo a gente como Joachim, Sarasate, etc, etc..."!
Vibrato? Era peor que el cólera.

Se hablaba de los jóvenes partidarios del vibrato, de un joven flautista por ejemplo como si fuera un criminal. Los juicios eran definitivos, sin apelaciones. Cuántas veces presencié intercambios de opiniones en bares o fosos de orquesta:

- Conoces a tal?
- Sí.
- Toca bien? Qué opinas tú?
- No. Vibra.

Era implacable. Era como la guillotina. Te entraban escalofríos en los huesos. Sabías lo que te esperaba si... ?

Eso era el vibrato en 1905.


1 comentario: